report de batalla Esparta vs Roma:
" Tras la bruma matinal, resuenan las pisadas de los bravos soldados de Esparta. Tras el sonido, se muestran las largas lanzas tras la colina que rodea el campo de batalla. Los nervios empiezan a traicionar a algunos legionarios que intentar abandonar las formaciones romanas.
Los Optios y Centuriones, imparten justicia.
Sólo dos pequeños bosques adornan el escenario de muerte que se avecina. Las infanterías espartanas forman, con tres de ellas en su flanco derecho, una cubriendo el flanco izquierdo y en el centro el gran caudillo, señor de la gran polis guerrera Esparta, Leónidas con sus más bravos guerreros, tres feroces falanges, dispuestas a dar la vida por su señor y su patria. Frente a ellos, como es costumbre, los escaramuzadores, no conscientes aún de la gloria que les deparará el día de hoy.
Los romanos forman en tres frentes, a la izquierda dos compactas legiones, flanqueadas por Julio César, rey y general de Roma. En el centro, justo por detrás de una cortina de hostigadores, dos unidades forman con la característica disciplina romana y a su lado sus aliados hispanos. En el flanco derecho y en formación de flanqueo, las caballerías númida y germánica.
Los primeros movimientos son sendos avances de línea, hasta colocarse a alcance de flecha. Al mismo tiempo, el ala derecha romana, avanza para rodear por ése lado a su contricante, ante lo cual la falange dispuesta en ésa zona, maniobra para encarar a ambas caballerías. En el flanco derecho heleno, ambos contendientes, tantean el terreno y miden las fuerzas del contrario. En el centro, tras desorganizar a varias unidades, los arqueros romanos de primera línea sucumben. Las pisadas de las falanges resuenan esta vez muy cerca, a pocos metros de los legionarios, los cuales tras lanzar sus pilums, cargan tras ver que los hostigadores enemigos, corren en ayuda de su flanco izquierdo. Fue una carga que llegó sin potencia, debilitada, no como la que recibieron, en respuesta, alentada por Leónidas entre sus filas. Hubo muchas bajas por ambos bandos, y tras varios asaltos constantes, la unidad romana, se desbandó, al mismo tiempo que la unidad espartana de la izquierda, perecía bajo los cascos de los caballos de los jinetes africanos. Ahora aquel flanco sólo lo sostenía, una unidad de escaramuzadores sola, enfrentándose a númidas y teutónes por igual. Resistieron una y otra vez, hasta el último hombre, hasta la última flecha, llevándose por delante a númidas y a muchos bárbaros de Germania. Fueron dignos de los versos que se escribirían a partir de entonces.
Mientras tanto en el flanco derecho heleno, lanzas en ristre, fueron al encuentro de los pilums enemigos y tras un encarnizado choque, entraron ambas líneas en combate cerrado. Ahí fue donde Julio César entró en batalla, cargando con su caballería y enarbolando su gladius sobre su cabeza..
En el centro y tras superar la primera línea de legiones, encontraron una resistencia sin igual. Los legionarios sabían que tenían que aguantar el centro, si no querían verse flanqueados y si querían que valiese para algo su propia maniobra de flanqueo. Una unidad espartana quedó destruida, no sin antes eliminar la última formación enemiga de ése sector de frente, tras lo cual y a la desesperada, los jabalineros hispanos se inmolaron en una carga suicida de flanco.
El lado derecho romano estaba libre y la caballería se disponía a maniobrar hacia el centro, para cargar con ventaja sobre la retaguardia de las diezmadas unidades de hoplitas.
Pero en el flanco izquierdo romano se libraba un combate sin tregua, la sangre regaba el terreno. Los cadáveres se amontonaban por doquier y las lanzas, pilums y espadas formaban un siniestro bosque. Dos falanges espartanas quedaron destruídas y fue entonces cuando … espartanos y romanos quedaron clavados en sus posiciones, mirándose y mirando a sus comandantes: - ¿¡Que hacemos!? ¿¡Cargamos hasta la muerte!? ¿¡Nos replegamos, mi señor!?
Los ejércitos estaban al borde del colapso, muchos soldados de ambos bandos habían huido y los que no lo habían hecho, estaban heridos, agotados ó muertos.
Los comandantes dieron la orden y ambos bandos comenzaron a retirarse, dejando atrás el campo de batalla. "
EPÍLOGO: " Geromes sabía que su hermano había encontrado la muerte, protegiendo el flanco izquierdo de la formación. Si no encontraba el cuerpo, no podrían rendirle pleitesía, haciendo honor al lema guerrero de Esparta. Sabía también, que ése deshonor, también sería el suyo propio y no podría volver a casa con la cabeza alta. Estaba preocupado, no lo encontraba. Además, le dolía mucho la cabeza pues durante el combate, había caído al suelo y había sido pisoteado por sus propios compañeros al contener una carga enemiga.
- ¡Geromes, Geromes! ¡Lo hemos encontrado!.
- Gracias, Regor, fiel compañero de falange.
Geromes , a pesar de ver tanta muerte a su alrededor, respiró tranquilo. "
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